A lo largo de la vida todos dejamos pasar de largo más de una oportunidad. Absolutamente todos. En algún momento de la vida, ¿a quién no le ha sucedido que, sabiendo que el tren iba a llegar, ha decidido no subirse? Aunque más que decisión, deberíamos hablar de indecisión. Normalmente los trenes que se escapan lo hacen mientras aún estamos planteándonos si subirnos en ellos o quedarnos con lo que tenemos ya.
La famosa frase "quien no arriesga no gana" es totalmente cierta. Pero el problema reside en que, para el que está en situación de elegir, puede parecer que tampoco se pierde si no se arriesga. En otras palabras, "virgencita virgencita, que me quede como estoy". Y ahí está la dificultad, a mi juicio, de la elección.
Otras veces (las menos) el universo, el azar, o llámenlo ustedes como quieran, se encarga de decidir por nosotros, no dejándonos siquiera la oportunidad de elegir por nosotros mismos. Y es en esos momentos cuando nos damos cuenta de que a lo mejor hubiese sido mejor un instante de decisión para elegir otro camino, el del tren.
Para acabar, dejo una frase del gran Paulo Coelho, con el que discrepo en algunas cosas pero al que al final suelo acabar rindiéndome, sobre todo por las formas: "No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros".
Hasta mañana.
1 comentario:
Adoro esa frase!
Pero ahora no me pillas inspirada, demasiado frio!
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