Ya está. Después de casi un año, han vuelto. Mañana a las 12, mi ciudad, de la que tanto me quejo y a la que, sin embargo, tanto quiero, se convertirá en el centro del mundo cuando el nuevo alcalde lance el Txupinazo. Después, todo está por ver. Lo bueno es que hay tiempo para todo. 204 horas de fiesta ininterrumpida. Ahí es nada.
Yo por mi parte prometo pasarmelo lo mejor que pueda y llorar, como todos los años, al dejar el pañuelico en la valla de San Lorenzo en los primeros minutos del día 15. Entre esos dos puntos, pocos planes fijos (salvo alguna cena ineludible y las corridas, que este año hay abono). Y encima toco con mi grupo, que también es un puntazo.
Os deseo a todos unos felices Sanfermines, para mi las mejores fiestas y, porque no decirlo, unas de las más contradictorias del mundo. No soy taurino, pero cojo abono. No soy creyente, pero le canto a sanfermín antes de los encierros. No soy deboto y me emociono al oir como le cantan la jota. Y no me gusta la política, pero me gusta verlos desfilar con los trajes de Roncalesa y el Frac. Y así podía estar hasta mañana, pero tengo que acabar de preparar las cosas. Un abrazo y ¡Viva San Fermín!
1 comentario:
Hoy estamos siendo todos monotemáticos, jeje.
Felices fiestas, Yuck, nos vemos a la vuelta.
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