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martes, 22 de febrero de 2011

Tunez, Egipto, Libia...

Parece que el mundo musulmán está más revuelto que de costumbre. Primero empezaron los tunecinos, después los egipcios y ahora, entre otros, los libios. Pero Gadafi es, por decirlo de algún modo (adjetivos descalificativos se me ocurren unos cuantos) más "duro de roer". Lleva apoltronado en la silla más tiempo que nadie y, por tanto, tiene el culo más pegado a ella que los demás. Y a este no lo sueltan ni con agua caliente... de momento.

El "señor", no contento con haber estado viviendo de su pueblo y no para él, como cabría esperar de un dirigente (de todos, en realidad, aunque ninguno lo cumple) y dejarlo olvidado en su miseria mientras él acumulaba más y más riqueza, ahora que se le revuelven un poco, decide que la solución es el exterminio. Y punto. Parece ser que esta tarde se reúne la ONU para decidir si toma cartas en el asunto. Yo me pregunto que qué falta hace decidir nada, si la ONU está precisamente para esto, pero en fin.

Ayer salió la noticia de que dos pilotos del ejército libio habían desertado y pedido asilo político en Malta, donde habían llegado con sus aviones de combate. Esto me plantea varias incógnitas, de esas que desde la silla y delante de un teclado son muy fáciles de hacerse, pero de las que no tengo ninguna intención ni anhelo de que me pasen de verdad.

La primera, se supone que tú, como militar que eres, y más dado el tiempo que lleva el gacho encima de la burra, ya sabes dónde te has metido. El ejército es una profesión que tiene estas cosas y sobre todo una gran carga vocacional. Si no te gusta, pinta cuadros. Vale, son personas, con sus sentimientos, pero un soldado está entrenado (y en eso consiste su labor) en obedecer órdenes, no en cuestionarlas. Por muy duras que estas sean. Recordemos que el ejército está para la guerra, y en la guerra muere gente. Esto es un hecho.

Por otro lado, también se supone que el ejército debe proteger al país. Pero, a estas alturas ¿quién es el país? ¿Gadafi y su familia? ¿El pueblo que se ha azlado? En cualquier caso, difícil papeleta para ellos, no me gustaría estar en su pellejo.

Y la segunda, es el marrón que le ha caído a Malta encima. Desconozco si tiene acuerdos de extradición con Libia y en qué términos, pero lo que está claro es que ahora mismo tiene armamento (los dos aviones con todo su material adicional) que no le pertenecen. Eso sin contar que, por mucho que diga que concede asilo porque se les persigue por delitos políticos, el circo ya lo tiene montado.

Aunque supongo que ahora mismo Gadafi tiene preocupaciones mayores de las que hacerse cargo y cuentas en paraísos fiscales a las que hacer caso.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Atrapado en el tiempo

Llevo unas semanas en las que, no sé muy bien si por suerte o por desgracia, he vuelto a la rutina. Esto es, he vuelto a imponerme unos horarios, unas comidas y unos "calendarios" para tratar de organizarme un poco la vida.

Todos sabemos en qué se puede convertir la vida de un parado (no es mi caso, pero como si lo fuera, ya que sólo -con acento- trabajo un mísero día a la semana): descontol de horarios, noches largas, mañanas demasiado cortas o inexistentes, etc. A simple vista parece un planazo, si no fuese porque tiras por la borda un montón de cosas. Tus horarios no coinciden con los del resto de la humanidad, empiezas a perder la motivación y las ganas de implicarte en nada... Y eso no puede ser. Al menos no para mi. No me puedo permitir ese lujo, porque hay más cosas en juego.

Por contra, al imponerme una rutina en la que se incluyen unas seis horas de estudio al día, más visitas al gimnasio, ensayos y demás, empiezo a sentirme un poco como Bill Murray en aquella película que da título al post. Más o menos sé a qué me voy a enfrentar cada día antes de salir de casa, con mi misma mochila, mi mismo trayecto y mi mismo sitio en mi misma universidad.

Aunque, como todo en esta vida, siempre hay alguien o algo que te sorprende y algo que nosotros podemos hacer por cambiar el día.