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domingo, 22 de julio de 2012

Vacaciones alpinas

Este año, por primera vez en mucho tiempo, decidí sacrificar parte de los Sanfermines, las fiestas de mi ciudad y mi corazón, por unas vacaciones fuera. Al fin y al cabo hacía mucho tiempo que no viajaba y me apetecía. El plan era bueno, pero poco definido: ir a ver el Tour de Francia a su paso por los Alpes, concretamente el día 12 de julio. El lugar elegido, el Col de la Croix de Fer, a mitad de etapa, de "hors categorie". Sobre el papel, etapón. A partir de ahí, como se dice, ver venir, con unos cuantos días por delante para ver que hacer.

Dicho y hecho, y tras los preparativos de última hora, bicis y material de camping al coche y rumbo a Grenoble. 1000 kilómetros de nada. Por suerte no había prisa, así que daba igual tomarse el viaje con tranquilidad y aprovechar para visitar Carcassone, una bonita ciudad fortaleza por desgracia convertida en prácticamente un parque temático. Una vez llegados a nuestro destino, tocaba pensar sobre el mapa en que hacer al día siguiente, ya que el Tour no llegaba todavía. Observando las carreteras, nos damos cuenta que prácticamente todos los puertos están juntitos, en la misma zona, así que tenemos infinitas posibilidades. Sin embargo, una brilla sobre las demás: Alpe D'Huez. La mítica cima y sus 21 curvas de herradura nos esperan a escasos kilómetros de distancia, y la climatología acompaña. 13,2Km por delante hasta una de las llegadas más famosas del ciclismo.

Ahora sí, llega el Tour, dormimos en el monte, ambiente digno de la mejor carrera del mundo. Nosotros subimos a nuestro ritmo, a pesar de la oposición de los Gendarmes que han decidido que se cierra el puerto incluso para los ciclistas, a pesar de que faltan horas para que pase la caravana. Son 22km de puerto y no está la cosa como para subir andando. Eso sí, tiene sus descansillos, aunque el último tramo es de lo más duro que he visto nunca. A las 4 de la tarde pasan los primeros corredores a un ritmo bastante superior al nuestro, pero ellos viven de eso. Simplemente impresionante toda la infraestructura que mueve una carrera de bicis. Cientos de policías, miles de espectadores, caravana publicitaria, televisiones, prensa...

Nuestro último ascenso en Alpes es la Madeleine, puerto de 19,5Km que los profesionales ya habían subido el día anterior. Casi 2horas de subida para llegar a 2000m de altitud, pasando del calor del valle al frio y la niebla de la cima a pesar de llevar ropa de abrigo. Eso sí, la tarta de manzana del refugio merece la pena. ¿Y mañana Galibier, a 2600m? Quien sabe...

Pues no, la climatología ha cambiado y con tres "puertarracos" ya tenemos suficiente. Nos vamos a Turín, que esta relativamente cerca, simplemente subir Mont Cenis y bajar durante 35Km hasta Susa, donde paramos a comer y a mentalizarnos de que esto es Italia y aquí se conduce así. Pero las vistas desde nuestra tienda de campaña con Torino a nuestros pies hacen que se me olviden los nervios y hasta la mala sangre.

Ya no hay prisas, ahora podemos decidir a donde ir con toda la tranquilidad, aún nos quedan varios días de vacaciones, así que, después de tanta montaña, ¿qué mejor que la playa? Nos encaminamos a Montpellier, donde pasamos 2 días de relax antes de volver a España y acabar las vacaciones en la cuna de Dalí, el pueblito marinero de Cadaqués, en el Cabo de Creus. Uno de los pueblos más bonitos que he visto, un punto final brillante a unas geniales vacaciones. 4 días de disfrute, con algo de bici y una excursión en kayak por el mediterráneo, porque el turismo y el deporte no están para nada reñidos.

Y aquí estoy, ya de vuelta, después de un fugaz paso por Andorra sin comprar nada. Han sido 10 días estupendos, en los que prácticamente no me he acordado de que había dejado aquí, a medias, las mejores fiestas del mundo. Por suerte los sanfermines vuelven cada año, y el Tour también.

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